Necesité un segundo para saber que algo pasaba, bastó
solo uno para que todo sucediera y desde entonces me faltan miles de segundos a
tu lado, convirtiéndose en horas y luego en días.
Estás y no estás. Es una sensación bastante rara,
pero es así.
Miro al móvil entre cien y doscientas veces para ver
si hay alguna llamada tuya.
Extraño esas comidas donde sólo termino comiendo yo.
Las charlas sobre el futuro y lo guay que es tener veintidós años y disfrutar
de esta etapa. Lo mucho que te gusta el mar y las ganas que tienes de surfear
una ola.
No sabías de donde sacar tiempo para disfrutar de
esos viajes en mar y montaña.
Al final te arrebataron eso que tanto anhelabas, el
tiempo.
Ahora mismo esto es lento, muy lento. Tanto que si
lo pudieras saber, estarías tocando la pita para que aceleraran y poder correr
libre y sin límites. Ir despacito no es lo tuyo.
Hoy más que nunca las agujas del reloj se han
convertido en oro. Según el camino, el brillo cada vez es más tenue y no
deslumbra tanto.
Disfruta tú ahora que puedes. Sí tú, el que está
leyendo.
Me bastó tan solo un segundo para que cambiara todo
mi mundo y puede que mañana te toque a ti. Esto es algo tan incierto.
La vida te dejará elegir como continuarla, pero no
como comenzarla y mucho menos como terminarla.
VIVE ESTA VIDA LOCA, LOCA, LOCA. UNA LOCA REALIDAD.
Esta vez continuará. Te estaré esperando.
Esperaré que vuelvas a tocar una canción con la
guitarra o el órgano. Hay muchas cosas en la lista que tachar.
Te esperaré sin límite de tiempo. Ayer, hoy, mañana
y siempre.
Te quiero.